
La capacidad depuradora del ozono es tan potente que se utiliza también para el tratamiento de las aguas residuales municipales. El ozono deshace las grasas, oxida las moléculas complejas y las degrada a compuestos más simples y fáciles de eliminar. El ozono trasforma las toxinas en dióxido de carbono y agua. También depura los metales pesados.
No hay que olvidar que, tal y como se puede observar en las balsas y estanques, su capacidad depuradora no sólo respeta sino que favorece los seres vivos.
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