En terapias de reumatismo, el añadido de oxígeno puede también explicar la acción del ozono en la ruptura del círculo vicioso de los dolores crónicos de la artrosis: dolor, contractura muscular, mala circulación, hipoxia y acumulación de detritus, degeneración de los tejidos, más dolor, más contractura y tumefacción. De un modo similar a como actúa la acupuntura, la mejora de la circulación propia del ozono invierte el mecanismo: menos contractura, desaparecen los cúmulos tóxicos, disminuyen el dolor y la inflamación, y la lesión tiende a minimizarse en la medida en que sea reversible. Por lo que a la función se refiere, que es lo que realmente importa, se recupera en un grado mucho mayor.
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