Si en la ozonoterapia se siguen las instrucciones del arte médico, es decir, un diagnostico acertado y la elección del método adecuado; los riesgos y los efectos secundarios son mínimos, cien veces por debajo de los procedimientos de diagnóstico rutinarios. Existe la posibilidad de una reacción alérgica, tal y como se observa en la mayoría de los medicamentos.
El ozono es un oxidante muy potente, y es evidente que una oxidación incontrolada puede ser destructiva para el cuerpo. en manos expertas y prudentes los riesgos son escasos y, en general, leves. En cien años, ni una defunción ha sido atribuida a un tratamiento de ozono.
Asimismo lo que queda después de realizada la aplicación, es beneficioso:
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