secundarios de los tratamientos que se aplican con más frecuencia son casi tan temidos como la propia enfermedad. Por eso mismo, muchos enfermos sopesan la posibilidad de superarla sin recurrir a estos tratamientos. No obstante, es una opción osada, ya que si bien hay quien supera la enfermedad, también me consta que muchos de los que lo intentan, no lo consiguen. De todos modos, no se puede obviar que, como todos sabemos, la quimioterapia y la radioterapia, aunque resuelven muchos casos, no son un camino seguro; depende mucho de las circunstancias de cada enfermo.
Los médicos, los oncólogos, no suelen ser pródigos en explicaciones, pero son sinceros cuando se les pregunta. Por eso, es conveniente dejar de lado miedos y angustias e inquirir por las probabilidades de superación en el tipo de tumor –que normalmente están definidas por los estudios estadísticos- con los tratamientos de que disponen, y tomar una decisión.
De los tratamientos alternativos no hay ninguno que haya demostrado un alto nivel de eficacia para combatir por sí mismo la enfermedad. Sin embargo, los hay que son muy útiles como complemento, tanto para vitalizar los tejidos afectados como para neutralizar o minimizar los efectos secundarios de los tratamientos oficiales.
De entre todos ellos, destaca la utilización del ozono medicinal, la efectividad del cual es coherente con la concepción de la hipóxia en la génesis del cáncer, tal como se explica en el articulo El punto de vista de la biología.
Por desgracia, no hay ningún tratamiento que pueda reivindicar la curación del cáncer. Por eso, es necesario sumar esfuerzos para que, sea cual sea el pronóstico, el enfermo se situe en el lado bueno de las estadísticas.
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