La esclerosis múltiple es una enfermedad desmielinizante, neurodegenerativa y crónica del sistema nervioso central. Es diagnosticada, en la mayor parte de los casos, en adultos jóvenes que se encuentran en pleno desarrollo de su vida (entre los 20 y 40 años). Se trata de una afectación de la mielina, “cubierta lipo-proteica que cubre las fibras de las células nerviosas en el cerebro y en la médula espinal”, que concretamente forma una vaina alrededor de los axones de las neuronas. Esta bicapa que forma la mielina, facilita una transmisión sin dificultad y a alta velocidad de los mensajes electroquímicos entre el cerebro, la médula espinal y el resto del cuerpo, gracias a su efecto aislante. Al producirse daños en esta debido a procesos inflamatorios u otros, la transmisión de los impulsos neurológicos ocurre más lenta o queda bloqueada, lo cual conduce a una reducción o pérdida de funciones en el organismo.
Aunque las causas exactas de este padecimiento son desconocidas, diversos estudios lo relacionan con deficiencias del metabolismo lipídico, con infecciones víricas o proteicas, con falta de irrigación sanguínea, con una excesiva presencia de radicales libres en el cerebro, con la carencia de algunos nutrientes, con alergias o intolerancias alimentarias, con desequilibrios energéticos, con la contaminación por productos químicos o tóxicos, , con la contaminación electromagnética y por supuesto con deficiencias del sistema inmune. Entre los síntomas principales de esta enfermedad pueden mencionarse:
-Afectación de la vista, visión doble o borrosa.
-Fatigabilidad y dificultad para andar.
-Temblor, debilidad y torpeza.
-Problemas de esfínteres.
-Dolores.
-Pérdida de fuerza o de sensibilidad en una parte del cuerpo.
-Problemas de memoria y concentración.
-Vértigo.
La prevalencia de esclerosis múltiple en España, es de 120 enfermos por cada 100.000 habitantes, en general afecta entre 30.000 y 46.000 personas en el país. En estos casos se hace imprescindible la atención especializada en servicios de rehabilitación, atención psicológica, apoyo familiar y otras terapias. Entre las alternativas para tratar este padecimiento podemos destacar el uso de la ozonoterapia.
Este gas, al entrar en contacto con el organismo, produce cambios químicos con efectos terapéuticos. El ozono actúa como antioxidante; inmunomodulador (estimula a los glóbulos blancos, lo que aumenta las defensas del organismo ante agresiones externas como son las infecciones y la detección de células mutantes que pueden producir cáncer o en desarrollo de las enfermedades autoinmunes). Además a nivel de los eritrocitos (los glóbulos rojos) produce un incremento de la liberación de oxígeno y a su vez generando un mayor transporte de oxígeno a las células de todo el organismo, mejorando la función celular, la circulación y la regeneración los tejidos afectados, favoreciendo el metabolismo de forma integral. Aportando también un efecto antiinflamatorio y analgésico.
El tejido cerebral y las neuronas también se ven muy beneficiadas con la ozonoterapia, ya que además de mejorar la oxigenación y la irrigación sanguínea, favorece la remielinización de los axones nerviosos. Esto se debe a que actúa directamente sobre el componente lipo-proteico de la mielina, reorganizándola y mejorando la conducción nerviosa, es por eso que el ozono resulta extremadamente útil tanto para la prevención de este tipo de enfermedad degenerativa, como para detener su progreso, como parte de los tratamientos de elección. Es importante destacar que esta terapia actúa regulando el sistema inmune descontrolado, por lo que previene el efecto dañino que este podría ocasionar al sistema nervioso central.
Para alcanzar mejores resultados en el tratamiento de la esclerosis múltiple, es indispensable hacerlo desde un enfoque holístico y multidisciplinario, adecuados protocolos de fisioterapia y rehabilitación que ayuden a mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Atendiendo a la variedad de síntomas que provoca la Esclerosis múltiple no existe un modelo único de tratamiento, por lo que es importante aplicar diversas técnicas fisioterapéuticas que se adecuen a las necesidades de cada paciente y cada uno de los programas de tratamiento debe estar encaminado fundamentalmente a evitar la atrofia muscular, a desarrollar las suplencias musculares, y a facilitar la autonomía.
La ozonoterapia y la fisioterapia son sin dudas dos buenas herramientas alternativas para el tratamiento a la esclerosis múltiple, ya que contribuyen en gran medida a aminorar la enfermedad, mejorar la calidad de vida del paciente y desacelera la progresión de la enfermedad, por supuesto desde un enfoque multidisciplinario para alcanzar la combinación con un estilo de vida saludable, una dieta adecuada, los programas de atención psicológicas y el imprescindible apoyo familiar.
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