Es una de las propiedades más conocidas e importantes del ozono. Su acción antimicrobiana es de muy amplio espectro, muy efectiva y tiene como ventaja principal que no deja residuos tóxicos.
Tiene efecto bactericida, virucida, fungicida y antiparasitario. Su efecto antibacteriano es conocido desde principios del siglo pasado y utilizado en muchos países.
El ozono oxida y destruye los componentes de las membranas de los microorganismos (bacterias, hongos, virus y parásitos) y provoca la muerte de los mismos, sin antagonismo con los tratamientos antibióticos habituales. Por ello es un complemento muy útil en el tratamiento de las enfermedades infecciosas, sobre todo cuando estas cursan con procesos supurativos.
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